Desde el momento en que Diablo 4 fue lanzado en acceso anticipado el 2 de junio, he estado inmerso en las oscuras tierras de Santuario. Con mi hechicero ya en nivel 68 y habiendo probado otras clases como el pícaro, puedo decir que he tenido una experiencia amplia. La campaña inicial me mantuvo en vilo, pero a medida que avanzaba hacia el end-game, una nube de tedio y repetición se cernía sobre mí.
El Problemático End-Game
Un comienzo prometedor, pero con un final soporífero
El comienzo de Diablo 4 fue cautivador, con una narrativa y entorno envolventes. Sin embargo, una vez terminada la campaña, me sentí como un barco a la deriva. El sistema de Renombre y los altares de Lilith inicialmente parecían prometedores, pero después de alcanzar el máximo de Renombre y encontrar todos los altares, la sensación de propósito desapareció. Además, la limitación en el poder de los objetos a 820 que caen, significa que más allá del nivel 75, mi personaje no experimentará mejoras significativas, dejándome en un ciclo monótono.
Respecto al sistema de Niveles de Leyenda y el árbol de habilidades, Blizzard nos pintó un cuadro tentador de versatilidad y la posibilidad de sumergirnos en un abanico de configuraciones personalizadas. Hasta cierto punto, puedo reconocer que han logrado una base sólida en este aspecto. Sin embargo, aquí es donde surge un obstáculo crítico: el proceso de subir de nivel los Glifos está atado inexorablemente a repetir mazmorras en nivel Pesadilla, una y otra vez.
Esta repetición implacable se convierte en un muro de monotonía que eclipsa cualquier chispa de diversión. Y, seamos honestos, estas mazmorras no ponen a prueba nuestro ingenio o habilidad; se reducen a una carrera frenética en la que nos encontramos machacando los mismos seis botones sin cesar. Lo que podría haber sido una profunda exploración de tácticas y habilidades, se siente más como un maratón de clics desenfrenados desprovisto de cualquier desafío real.
El Supuesto Salvavidas de las Temporadas: ¿Más de lo Mismo?
Con el anuncio de las Temporadas, algunas personas podrían ilusionarse pensando que hay una luz al final del túnel. Pero, francamente, soy escéptico. Las Temporadas prometen permitirnos empezar con un personaje en blanco y eventualmente convertirlo en uno no estacional, con la perspectiva de acceder a contenido exclusivo. Pero, ¿realmente esto no será más de lo mismo? He estado aquí antes con Diablo 3, y el escepticismo me retiene de abrazar completamente la idea.
El Viaje de Temporada se nos vende como una emocionante adición que aporta objetivos y misiones estructurados en capítulos. Sobre el papel, parece que podría ofrecer una capa de progresión y desafíos adicionales. Pero, dado el historial, no puedo evitar preguntarme si estos “desafíos” serán poco más que tediosas listas de tareas que repetimos en un bucle sin fin, como hacemos ahora con las Mareas Infernales, el Árbol de los susurros y Las Mazmorras en Pesadilla.
Y luego está el Pase de Batalla, la joya de la corona en la estrategia de Blizzard para revitalizar Diablo 4. Con tres niveles, incluido uno gratuito, el Pase de Batalla promete beneficios como títulos, oro, botas de temporada y cosméticos. Pero, ¿esto realmente va a romper el ciclo de monotonía? ¿O simplemente va a ser una capa adicional de recompensas intrascendentes que se suman a la montaña de objetos que ya hemos acumulado?
Conclusión
Mi odisea a través de Diablo 4 ha sido una montaña rusa que, tristemente, ha terminado en un abrupto desplome. Comenzó con un destello de promesa y entusiasmo, pero el monótono y tedioso end-game me ha dejado desencantado.
Hablemos de los Jefes de Mundo, que parecían ser una de las joyas de la corona durante la fase Beta. Presentaban un reto que tenía el potencial de darle sazón al juego. Pero, para mi desdicha, en la versión completa y con un equipo medianamente decente, estos Jefes de Mundo son tan desafiantes como romper una piñata en una fiesta infantil. La ausencia de un verdadero desafío y la facilidad con la que se pueden derrotar, convierten lo que pudo haber sido una característica emocionante en otra adición hueca al juego, como lo es el PvP.
Ahora, aparecen las Temporadas como un faro en la bruma, pero, sinceramente, mi entusiasmo es más que cauteloso. Estoy plagado por un sentimiento de pesimismo, temiendo que las Temporadas sean simplemente «más de lo mismo» con un nuevo envoltorio. Con el historial hasta ahora, tengo serias dudas sobre la habilidad de Blizzard de revivir la magia que, en algún momento, hizo que la serie Diablo fuera tan amada.
Mi inquietud es que las Temporadas sean un intento superficial de mantener a los jugadores comprometidos, sin abordar las cuestiones fundamentales que aquejan al juego. Necesita una revisión de contenido significativo, desafíos sustanciales y una auténtica progresión que haga que el end-game sea emocionante y gratificante.