CampFire Studio, desarrolladores del esperado videojuego Soulmask, ha compartido una nueva actualización para la comunidad a través de sus gestores, Maggie y Peter. En esta ocasión, nos sumergimos más en los misterios que envuelven el juego mientras se aproxima su fecha de lanzamiento.
Un Mundo Bárbaro
En Soulmask, al recibir las máscaras y adentrarse en su mundo, los jugadores son recibidos por un ambiente primigenio y salvaje, repleto de bestias peligrosas, bárbaros sedientos de sangre y ruinas misteriosas. Aunque en el pasado este mundo pudo haber albergado civilizaciones gloriosas, el tiempo ha erosionado estos vestigios de grandeza.
Los jugadores se enfrentarán principalmente a tres tribus hostiles: Fang, Claw y Flint. Cada una con sus particularidades; Fang destaca en la elaboración de venenos, Claw en el combate, y Flint, la más civilizada, sobresale en agricultura y tecnología. Estas tribus están en constante conflicto, controlando la mayoría de los territorios del juego.
Reino Perdido
El verdadero viaje comienza con el descubrimiento de una antigua civilización a través de ruinas colosales, tanto en superficie como subterráneas. Estos complejos permiten a los jugadores experimentar de primera mano el esplendor de un imperio antiguo, enfrentándose a nuevos enemigos como los Saqueadores, que también poseen poderes de las máscaras pero con intenciones menos nobles.
Los jugadores podrán recolectar recursos valiosos al derrotar a estos enemigos, incluyendo sunstones, cristales y minerales raros. Además, las ruinas ofrecen tablillas antiguas que proporcionan pistas sobre la adoración de esta civilización por sus dioses y el misterioso «dios» al que rendían culto.
Misterios sin Resolver
A medida que los jugadores progresan, descubrirán ciudades subterráneas con un estilo arquitectónico diferente, repletas de construcciones metálicas y bestias gigantescas que parecen desafiar las leyes naturales de la evolución, adoradas como mensajeros de los dioses. Estos hallazgos plantean preguntas sobre la fuente de poder de las máscaras y la relación entre la civilización destruida y los «dioses» que veneraban.