¡Hola, cazador!
Después de pasar más de 30 horas explorando, cazando y sobreviviendo en las implacables Tierras Prohibidas, alcanzando el rango de cazador 32, vengo a contarte mi experiencia con Monster Hunter Wilds. Esta entrega no solo representa una evolución natural de la saga, sino que también se atreve a innovar con mecánicas frescas, un mundo más vivo que nunca y una narrativa que, por fin, se siente más trabajada y envolvente. Desde emocionantes enfrentamientos contra criaturas colosales hasta momentos de exploración serena, Wilds logra mantener esa esencia que tanto nos enamoró de Monster Hunter, mientras añade capas de profundidad que nos invitan a seguir cazando sin mirar el reloj. ¿Vale la pena esta nueva aventura? Acompáñame en esta review donde te cuento lo mejor, lo peor y todo lo que me hizo sentir que, mientras haya cazadores, podremos lidiar con cualquier cosa.
Narrativa y Personajes
Si bien Monster Hunter nunca ha sido conocido por su historia, Monster Hunter Wilds sorprende al darle mucho más peso a la narrativa, convirtiéndola en un pilar importante de la experiencia. Desde el primer momento, se nota un esfuerzo genuino por parte de Capcom para ofrecer un relato coherente y envolvente, algo que los fans veteranos siempre han deseado y que ahora los nuevos jugadores también podrán disfrutar.
La trama nos lleva a las Tierras Prohibidas, un vasto territorio lleno de misterios, antiguas civilizaciones y, por supuesto, imponentes monstruos. Aquí, asumimos el papel de un cazador que forma parte de la Comisión de Investigación, una organización dedicada a explorar este mundo desconocido y desentrañar los secretos que lo rodean. Aunque la premisa no es revolucionaria, lo que realmente destaca es cómo el juego nos sumerge en su universo gracias a personajes bien construidos, diálogos doblados al español, y un mundo que se siente vivo y en constante cambio.
Alma, por ejemplo, es uno de los personajes más entrañables de esta entrega. Encargada de la Unidad Avis, su pasión por la antropología cultural y la arqueología se refleja en cada conversación. No es solo un personaje que está ahí para darnos misiones; es alguien que realmente se preocupa por entender a los monstruos y las culturas que habitan las Tierras Prohibidas. Su calma y amabilidad hacen que sea fácil encariñarse con ella, y su vasto conocimiento es invaluable durante nuestras cacerías.
Por otro lado, tenemos a Gemma, la herrera talentosa de la Unidad Avis. Gemma es quien se encarga de forjar y mejorar nuestro equipo, y su personalidad fuerte pero amigable aporta un toque de humor y calidez a nuestras constantes visitas al taller. Sus interacciones, llenas de comentarios sarcásticos y bromas, alivian un poco la tensión después de enfrentarnos a un monstruo feroz. Además, su desarrollo a lo largo del juego es notable, pasando de ser «solo la herrera» a un personaje con motivaciones y emociones propias.
Un personaje que me llamó mucho la atención es Nata, un joven enigmático rescatado en la frontera de las Tierras Prohibidas. Desde el primer momento, sus palabras cargadas de misterio nos dejan claro que hay mucho más de lo que parece en este mundo. Es su historia la que impulsa gran parte de la trama principal, ya que su objetivo de desentrañar los secretos del «espectro blanco» (Arkveld) y ayudar a su pueblo, Los Vigilantes, nos lleva a algunos de los momentos más emocionantes del juego. Aunque en ocasiones sus diálogos pueden sentirse un poco exagerados o melodramáticos, no se puede negar que su presencia añade un aire de misterio constante.
El elenco principal se completa con Olivia, miembro de la Unidad Astrum, y sus compañeros Erik y Werner. Estos tres personajes trabajan estrechamente con Alma y Gemma, aportando diferentes perspectivas sobre los peligros y misterios de las Tierras Prohibidas. Olivia, en particular, me pareció un personaje muy bien construido: pragmática, decidida y con un fuerte sentido de la responsabilidad. Aunque en algunos momentos sus interacciones pueden sentirse un poco frías, es evidente que su prioridad es proteger a sus compañeros y cumplir con la misión, lo que la convierte en un personaje que respetas, aunque no siempre te caiga bien.
La historia de Wild, es la mejor que ha tenido la saga hasta ahora
Uno de los aspectos que más me gustó de la narrativa de Monster Hunter Wilds es cómo la historia no termina cuando completamos la historia principal. Después de unas 17 horas de juego, pensaba que lo había visto todo, pero no. La narrativa continúa con nuevos sucesos y capítulos adicionales que se desbloquean en los rangos de cazador más altos. Este enfoque no solo mantiene el interés después de los créditos, sino que también crea una sensación de progresión constante, algo que en otras entregas se sentía un poco forzado.
Eso sí, no todo es perfecto. Aunque la historia es, sin duda, la mejor que ha tenido la saga hasta ahora, no deja de tener sus altibajos. Algunos diálogos son absurdos o vacíos, restando un poco de seriedad a momentos clave.
Otro punto fuerte son los diálogos doblados al español, algo que personalmente me encantó. Escuchar a los personajes hablar en nuestro idioma hace que todo se sienta más cercano y real, especialmente durante las escenas cinematográficas o las conversaciones importantes. Sin embargo, me decepcionó un poco que este doblaje solo se aplique a la historia principal. Cuando hablas con NPCs en las aldeas o con personajes que no forman parte de la trama central, te encuentras con diálogos de solo texto, lo que rompe un poco la inmersión, especialmente después de acostumbrarte a las voces.
Por último, algo que realmente agradecí es que ahora nuestro personaje también habla. Esto puede parecer un detalle menor, pero escuchar a nuestro cazador comentar durante las misiones o interactuar con otros personajes hace que la experiencia sea mucho más inmersiva. Ya no somos solo un avatar silencioso; somos parte activa de la historia, con opiniones, dudas y motivaciones propias.
Jugabilidad y Mecánicas
Si algo define a la saga Monster Hunter es su jugabilidad profunda y desafiante, y Monster Hunter Wilds no solo mantiene esta esencia, sino que la expande con nuevas mecánicas que hacen que cada cacería sea aún más dinámica y adictiva.
Desde el primer momento, se nota que Capcom ha trabajado para ofrecer una experiencia más fluida y accesible sin sacrificar la complejidad que caracteriza a la saga. Una de las novedades más destacadas es el mundo abierto, minimizando las pantallas de carga entre zonas.
Ahora podemos desplazarnos libremente, encontrándonos con otros jugadores mientras exploramos, visitamos aldeas o cazamos, sin necesidad de lanzar una bengala para pedir ayuda, aunque al lanzarla siempre tendremos apoyo de NPCs hasta que se vayan incorporando jugadores al grupo. Este cambio aporta una sensación de continuidad y hace que el mundo se sienta más vivo y dinámico que nunca, aumentando considerablemente la inmersión.
Mientras haya cazadores, podremos lidiar con cualquier cosa
Otra innovación que me ha sorprendido gratamente es el sistema de activación automática de misiones, que elimina la necesidad de volver al tablón constantemente. Muchas cacerías se inician de forma natural mientras exploramos o combatimos, haciendo que la progresión sea mucho más orgánica y fluida. Aunque las misiones del tablón siguen existiendo y requieren una breve pantalla de carga, al completarlas regresamos automáticamente a la base, lo que agiliza todo el proceso.
El sistema de salas online también ha mejorado considerablemente. Ahora, al comenzar la partida, se nos sugiere unirnos a una sala con hasta 100 jugadores, lo que facilita muchísimo encontrar compañeros de caza. Además, si prefieres jugar solo o con amigos, puedes crear tu propia sala y jugar a tu ritmo, pero siempre con la opción de interactuar con otros cazadores si lo deseas. Este enfoque online constante hace que el mundo de Monster Hunter Wilds se sienta más conectado que nunca, fomentando la cooperación y el sentido de comunidad.
Una de las estrellas indiscutibles de esta entrega es la nueva montura Seiketh. Este compañero, que podemos personalizar tanto en color como en forma, se convierte rápidamente en una herramienta indispensable. No solo facilita la exploración de las vastas regiones del juego, sino que también nos permite marcar un punto en el mapa y activar una autoruta, perfecta para aquellos (como yo) que tienden a perderse entre tanta vegetación y acantilados. Pero el Seiketh no es solo un medio de transporte; también juega un papel crucial en combate. Podemos montar sobre él durante las cacerías para alternar entre dos armas equipadas, disparar, afilar nuestras armas, o incluso curarnos mientras nos movemos rápidamente para evitar ataques enemigos. Esta versatilidad añade una nueva capa estratégica a los enfrentamientos, permitiéndonos adaptarnos mejor a cada situación.
En cuanto al combate, Monster Hunter Wilds mantiene la esencia clásica de la saga, pero introduce ajustes que lo hacen sentir más fluido, dinámico y preciso. Las animaciones de ataque y esquiva se han refinado, ofreciendo movimientos más suaves y naturales, mientras que el control de las armas es ahora más responsivo, lo que facilita ejecutar combos y maniobras complejas sin la rigidez de entregas anteriores.
Durante mi experiencia, opté por usar el Glaive Insecto por primera vez, y debo decir que fue una grata sorpresa. La movilidad aérea que proporciona, combinada con la posibilidad de atacar desde múltiples ángulos mientras me mantenía en el aire, hizo que cada cacería se sintiera emocionante y vertiginosa. Como arma secundaria, me decanté por la Ballesta Pesada, una opción más familiar para mí, que me permitió mantener la distancia y ofrecer potencia de fuego en los momentos más intensos.
Una de las novedades que realmente transforma el combate es el Modo Preciso. Esta nueva mecánica nos permite apuntar con mayor exactitud y ejecutar Ataques Precisos devastadores, añadiendo un nivel de control nunca antes visto en la saga. Podemos activar este modo en cualquier momento, lo que nos da libertad para ajustar la dirección de nuestros golpes incluso durante la animación de un ataque. Además, este sistema introduce las heridas, marcadas como zonas rojas brillantes en el cuerpo del monstruo tras infligir suficiente daño en una zona específica. Atacar estas heridas aumenta el daño considerablemente hasta que se rompen, obligándonos a ser más estratégicos y calculadores en cada enfrentamiento.
La combinación de estos elementos hace que el combate en Wilds se sienta más inmersivo, estratégico y gratificante, manteniendo la esencia que los fans adoran, pero modernizando lo suficiente para ofrecer una experiencia fresca y desafiante.
El sistema de progresión de equipo se mantiene fiel a las entregas anteriores: caza monstruos, recolecta materiales y mejora tus armas y armaduras. Sin embargo, ahora contamos con más opciones de personalización, tanto para nosotros como para nuestros compañeros. Podemos personalizar el Felyne en apariencia y equipamiento, así como cambiar el aspecto de nuestro Seiketh, dándole un toque personal que hace que cada cazador sea único.
Otra adición interesante es la cantidad de trampas y materiales que podemos encontrar y utilizar en el entorno. Gracias a la eslinga, podemos recoger recursos mientras nos desplazamos, lo que agiliza mucho el farmeo. Además, ahora es común encontrarnos con manadas de monstruos, lo que añade un nivel de caos y estrategia adicional. Usar boñigas grandes para dispersar a los monstruos y poder enfrentarnos a uno solo se ha convertido en una parte esencial de mi estrategia, especialmente cuando las cosas se ponen complicadas.
Otro detalle que me encantó es que ahora podemos descansar en la aldea y cambiar las estaciones o despertar a cualquier hora del día usando puntos de gremio. Esto no solo afecta el ambiente y la estética del mundo, sino que también influye en la aparición de ciertos monstruos y materiales de farmeo, añadiendo una capa extra de planificación a nuestras cacerías.
Por último, el Mostrador de Apoyo es un añadido que facilita mucho la gestión de misiones y contenido. Aquí podemos ver las últimas noticias, aceptar y completar submisiones limitadas, adquirir contenido descargable como skins y adornos (sí, hay microtransacciones, pero afortunadamente son solo estéticas), y personalizar nuestros campamentos temporales con decoraciones, haciendo que cada rincón del mapa se sienta un poco más nuestro.
Mundo y Ambientación
El mundo de Monster Hunter Wilds es un espectáculo en sí mismo, no solo por su extensión, sino por cómo cada región cuenta su propia historia sin necesidad de palabras. Las Tierras Prohibidas se sienten como un personaje más, lleno de contrastes y detalles que invitan a perderse horas explorando. Cada zona está diseñada con una atención minuciosa, desde la disposición de la flora hasta los cambios de iluminación dependiendo de la hora del día, creando una inmersión que pocas veces he sentido en un Monster Hunter.
Lo que más destaca es cómo este mundo reacciona a nuestra presencia y a la de los monstruos. Por ejemplo, las huellas en el barro, los rastros de sangre que dejamos tras un combate intenso o la forma en que pequeños animales huyen al escuchar el rugido de una bestia cercana, todo aporta a la sensación de estar en un ecosistema real. Los entornos no son solo decorativos; se sienten vivos y en constante movimiento. En un momento estás admirando una bandada de aves cruzando el cielo y al siguiente ves cómo se dispersan porque un Doshaguma acaba de entrar en su territorio.
Cada región tiene su propia identidad visual, pero lo que realmente impresiona es cómo afectan al cazador. El Bosque Escarlata no es solo un lugar bonito con ríos rojizos; su vegetación densa puede dificultar la visibilidad durante un combate, obligándote a moverte con más cuidado. Los Llanos de Barlovento, por su parte, presentan un terreno abierto donde el viento no solo es un elemento ambiental, sino un factor que altera tus movimientos y ataques si no estás preparado. Este tipo de interacciones hacen que cada zona no solo sea un reto visual, sino también jugable.
Las Tierras Prohibidas no solo se exploran, se viven; un ecosistema vibrante donde cada rincón cuenta una historia.
Los detalles ambientales son otro punto fuerte. Me llamó mucho la atención cómo los animales pequeños, como insectos y aves, reaccionan al clima y a los monstruos. Incluso he visto cómo ciertos depredadores más pequeños acechan a sus presas cuando todo está en calma, creando micro-ecosistemas que se sienten auténticos. La Cuenca Oleosa, por ejemplo, no solo es peligrosa por el terreno resbaladizo, sino también por las criaturas que aprovechan esa desventaja para emboscarte.
Una de las cosas que más me ha gustado es que este mundo no es estático. Las estaciones y el ciclo día-noche afectan tanto a la estética como a la jugabilidad. Cazar en plena noche, con solo la luz de la luna filtrándose entre los árboles, es una experiencia que mezcla belleza y tensión. Además, la aparición de ciertos monstruos o la disponibilidad de materiales varía dependiendo del momento, lo que añade una capa de planificación extra a la exploración y la caza.
El uso de campamentos temporales que podemos montar por el mapa, facilitará mucho el desplazamiento y la gestión de recursos durante las largas sesiones de caza. También contamos con viajes rápidos entre ellos, lo que reduce considerablemente los tiempos muertos y nos permite centrarnos más en la acción. Estos campamentos se podrán colocar en lugares estratégicos en cada mapa.
Me gustó mucho poder modificar pequeños detalles de mi campamento, dándole un toque personal, y al mismo tiempo saber que estoy en medio de un territorio hostil. Ah, y ten cuidado porque, los monstruos podrán destrozar estos campamentos y tendremos que pagar puntos de gremio para reconstruirlos.
La banda sonora también juega un papel crucial en la ambientación. Cada región tiene su propio tema musical que cambia dinámicamente dependiendo de lo que esté sucediendo, intensificándose durante los combates y volviéndose más suave cuando exploras tranquilamente. Los efectos de sonido, como el crujido de las ramas bajo tus pies o el eco de un rugido lejano, terminan de sumergirte en este mundo.
Monstruos y Desafíos
Una de las razones principales por las que Monster Hunter ha capturado a millones de jugadores en todo el mundo es su increíble diseño de criaturas y la variedad de desafíos que estas presentan, y Monster Hunter Wilds no es la excepción. Esta entrega nos brinda una alineación de monstruos tan impresionante como aterradora, combinando bestias completamente nuevas con clásicos queridos de la saga, cada una con mecánicas únicas que obligan al cazador a adaptarse y evolucionar constantemente.
Los nuevos monstruos introducen comportamientos y habilidades que no habíamos visto antes. Arkveld, el monstruo insignia conocido como el «espectro blanco», es un wyvern volador que impone respeto desde el primer momento. Sus apéndices similares a látigos no solo son un espectáculo visual, sino también una amenaza constante en el combate, ya que los utiliza para inmovilizar a los cazadores, dejándolos vulnerables a sus ataques rápidos y certeros. Arkveld no es solo un reto por su potencia, sino por la precisión quirúrgica con la que ataca, obligando a los jugadores a dominar perfectamente los esquives y a gestionar bien sus recursos.
Cada monstruo en Wilds es un reto único que pone a prueba tu habilidad, estrategia y nervios de acero.
Otro monstruo memorable es Doshaguma, una bestia colmilluda que mezcla características de oso y león, con un diseño que transmite brutalidad pura. Sus embestidas son devastadoras, y cuando se enfurece, su capacidad para desenterrar grandes porciones de tierra crea obstáculos adicionales en el campo de batalla, lo que obliga a repensar las estrategias en mitad del combate. Es un adversario perfecto para aquellos que buscan un reto más físico y directo, donde cada esquiva y contraataque cuenta.
Pero donde realmente empieza el sufrimiento (y la diversión para los cazadores veteranos) es al enfrentarnos a Nu Udra, también conocida como la Llama Negra. Este colosal monstruo cefalópodo, con tentáculos que parecen llamas danzantes, es el punto de inflexión donde el juego deja claro que ya no se va a contener. Nu Udra no solo golpea con una fuerza descomunal, sino que también utiliza sus tentáculos para crear un campo de batalla caótico, atacando desde múltiples direcciones al mismo tiempo. Cada movimiento en falso puede ser fatal, y este enfrentamiento demanda un control absoluto del entorno, de tu arma y de tus recursos. Es, sin duda, uno de los puntos culminantes del juego, tanto por su dificultad como por el espectáculo visual que supone combatir contra él.
Pero no todo es sufrimiento extremo desde el inicio. Monster Hunter Wilds parece haber optado por un enfoque más accesible al comienzo, con monstruos iniciales que resultan más sencillos en comparación con entregas anteriores. Criaturas como el Chatacabra, un anfibio similar a una rana que utiliza su lengua adhesiva para aprovechar materiales del entorno y fortalecer sus ataques, o el Piragill, un leviatán cubierto de escamas preciosas que usa sus apéndices como cuchillas, ofrecen un desafío manejable para novatos, sin dejar de lado la estrategia y precisión que requiere todo buen caza-monstruos.
Conforme avanzamos, la curva de dificultad aumenta de manera notable. Monstruos como el Ajarakan, una bestia colmilluda con placas metálicas que al enfurecerse calienta su armadura para potenciar sus ataques, representan un reto mayor. Este cambio de estado obliga al cazador a mantenerse alerta en todo momento, ya que un Ajarakan enfurecido puede convertir un combate relativamente sencillo en un festival de golpes letales. Similarmente, el Balahara, un leviatán que crea trampas de arena movediza para inmovilizar a sus presas, introduce un elemento adicional de peligro: no solo tienes que preocuparte por sus ataques, sino también por el entorno que él mismo manipula.
Además de los nuevos monstruos, Wilds también trae de vuelta algunos clásicos que no podían faltar. Rathalos, el eterno «Rey de los Cielos», regresa con su letal combinación de ataques aéreos y fuego, un reto que cualquier veterano reconoce al instante. Junto a él, Rathian, su contraparte terrestre, mantiene su título de «Reina de la Tierra», con sus envenenados coletazos que obligan a los cazadores a mantenerse siempre en movimiento. También tenemos a Gore Magala, cuya capacidad para propagar un virus debilitante añade una capa extra de tensión a cualquier combate, y al siempre molesto pero querido Yian Kut-Ku, con su comportamiento agresivo y su temible pico.
A pesar de la relativa facilidad de los combates iniciales, no hay que confiarse. Cuando menos te lo esperas, un monstruo cuyo nombre no te puedo revelar, pero que es un cefalópodo con tentáculos que se endurecen como cuchillos, te pondrá contra las cuerdas. Y ni hablemos del encuentro final, que es tan desafiante como satisfactorio, dejando claro que Monster Hunter Wilds sabe perfectamente cómo cerrar con broche de oro.
Progresión y Comunidad
El sistema de progresión en Monster Hunter Wilds mantiene las bases tradicionales de la saga, pero introduce ajustes que lo hacen más accesible y gratificante sin perder la esencia de caza, farmeo y mejora constante. Lo primero que noté es que, a diferencia de entregas anteriores, avanzar en la historia no requiere un farmeo excesivo. Esto no significa que el juego te lo ponga fácil, pero sí permite que los jugadores se concentren más en disfrutar de las cacerías y explorar el mundo, sin sentirse obligados a repetir misiones una y otra vez solo para mejorar su equipo lo suficiente como para continuar.
La progresión se siente más natural. A medida que completas misiones principales y secundarias, obtienes los materiales necesarios para mejorar tus armas y armaduras sin la necesidad de largas sesiones de farmeo repetitivo, al menos durante la campaña principal. Sin embargo, una vez que superas la historia, el verdadero desafío comienza, y aquí sí se hace necesario dedicar tiempo a perfeccionar tu equipo para enfrentar a los monstruos de rangos de cazador más altos donde aparecen los Monstruos Curtidos, criaturas que han sobrevivido a muchas batallas y son más fuertes que los monstruos típicos. Este equilibrio me pareció muy bien logrado: los nuevos jugadores no se ven abrumados al principio, pero los veteranos encontrarán el reto que esperan en el contenido post-historia, además de algunas sorpresas como las armas Artianas,
La progresión fluida y una comunidad activa hacen que cada cacería en Wilds sea una experiencia compartida y siempre gratificante.
Algo que me gustó mucho fue la forma en que el juego maneja las submisiones limitadas. No solo sirven para obtener materiales raros, sino que también ofrecen puntos de gremio y otros recursos esenciales para la personalización y mejora de tu equipo. Este sistema te anima a completar ciertos objetivos dentro de un tiempo determinado, lo que añade variedad a las sesiones de juego y evita que la experiencia se vuelva monótona. Además, regresan las Investigaciones. Estas misiones te permiten encontrar monstruos en el mapa y luego guardar cacerías para usarlas más tarde como misiones de investigación a cambios de puntos de gremio.
Otro aspecto clave en la progresión es el Fusionador, un sistema que permite combinar materiales para crear objetos raros o mejorar equipo sin necesidad de farmear constantemente un solo tipo de monstruo. Usar puntos de gremio para acceder al Fusionador es un acierto, ya que te obliga a gestionar bien tus recursos y decidir en qué quieres invertir, ya sea en mejorar tu equipo, personalizar tu campamento o desbloquear nuevas opciones cosméticas.
La comunidad en Monster Hunter Wilds también ha recibido un impulso significativo gracias a las Brigadas, los clanes del juego, que permiten hasta 50 jugadores, una forma que facilita encontrar compañeros para cazar y esperemos que más adelante otro tipo de actividades.
Gráficos y Rendimiento
Aunque Monster Hunter Wilds aspira a ser un título visualmente ambicioso, la falta de optimización en PC ha sido, sin duda, lo peor de mi experiencia. A pesar de jugar en un equipo potente con un Intel i9-10900K, 32GB de RAM y una RTX 3080 de 10GB, fue imposible mantener una tasa estable de 60 FPS. Las caídas eran constantes, llegando incluso por debajo de los 40 FPS, especialmente en combates intensos o en áreas con muchos elementos en pantalla, lo que afectaba directamente al disfrute y la fluidez de la experiencia.
Probé varias configuraciones, desde 1080p con ajustes medios hasta 4K en calidad baja, pero ninguna combinación ofrecía un rendimiento estable. Lo más frustrante fue descubrir que, incluso al reducir todo al mínimo, el juego seguía presentando bajones significativos, obligándome a jugar en 4K con los ajustes al mínimo solo porque visualmente me resultaba más aceptable que bajar la resolución sin obtener mejoras notables en el rendimiento.
Capcom debe lanzar urgentemente parches de optimización. La experiencia que ofrece Monster Hunter Wilds se ve gravemente afectada por estos problemas técnicos, limitando el disfrute de un juego que, de haber funcionado correctamente, habría sido espectacular.
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El análisis
Monster Hunter Wild
Monster Hunter Wilds se posiciona como la entrega más completa y accesible de la saga hasta la fecha. Aunque presenta algunos inconvenientes, como diálogos poco profundos y problemas de rendimiento en PC, la riqueza de su mundo, la variedad de monstruos y las mejoras en la jugabilidad lo convierten en una experiencia altamente recomendable tanto para veteranos como para nuevos jugadores.
PROS
- Mundo abierto dinámico y lleno de vida
- Variedad de monstruos con diseños impresionantes
- Montura Seiketh, que facilita la exploración y el combate
- Doblaje al español, especialmente las voces de los Felyne
- Interacción online fluida con hasta 100 jugadores por sala
- Misiones orgánicas que se activan durante la exploración
- El modo Preciso es todo un acierto
CONTRAS
- Rendimiento deficiente en PC, incluso con hardware potente
- Diálogos secundarios sin doblaje, lo que afecta la inmersión
- Historia principal algo superficial y con algunos diálogos absurdos