Throne of Britannia no trae consigo un gran número de novedades
Desde hace ya unos años, la saga de juegos Total War ha logrado asentarse en el mercado y en los ordenadores de los amantes de la estrategia. Desde sus inicios ha sido una franquicia que continuamente ha estado creciendo, innovando y reconfigurando la forma en la que se presentaba al jugador. Para no perder la costumbre, este año se estrena un nuevo capítulo de esta veterana saga con la coletilla de Thrones of Britannia, donde su compañía, Creative Assembly, nos sitúa en un nuevo contexto histórico, nuevas facciones, nuevas formas de jugar y un refinamiento de las mecánicas ya existentes.
Periodo histórico
Como ya es normal, siempre que vemos el anuncio de un título del estudio inglés, tenemos ganas de saber en qué momento de la historia podremos jugar y con qué facciones lo haremos. En este caso, y siguiendo la línea de los último Total War (exceptuando los Warhammer), vemos como se nos emplaza en la Britania de finales del siglo IX d.C. Algo que ya pudimos probar en la expansión titulada como Carlomagno.
A nivel histórico nos encontramos con unas islas británicas asoladas por los conflictos, entre los reinos anglosajones y los nuevos reinos vikingos, que hacía poco tiempo que se habían asentado en la zona. El juego da inició tras la muerte de Ragnar Lodbrok, quien puso en jaque a los reinos que habitaban en esos momentos la isla. Estos temían al pueblo que este trajo consigue, hombres y mujeres que no temían a la muerte y que se lanzaban directos al combate, pues sus dioses les favorecían. Los siete reinos anglosajones o heptarquía (nombre que se dio a los reinos que surgieron en Inglaterra entre la antigüedad tardía y la Alta Edad Media), estuvieron en jaque y debieron de dejar a un lado sus problemas internos para luchar por una causa común, evitar su desaparición.
[miptheme_quote author=»» style=»pull-right»]Nos encontramos en un momento donde Britania está dividida en reinos vikingos y reinos ingleses[/miptheme_quote]Pese a los saqueos y la destrucción de puertos o pueblos, la fuerza vikinga era menor, y pese a los problemas iniciales de los reinos ingleses, estos pudieron darle la vuelta a la situación. Se logro capturar al propio Ragnar Lodbrok, quien fue sentenciado a muerte en el reino de Northumbria, arrojado a un foso lleno de serpientes, desde donde juro que sus hijos volverían para vengarse.
Los hijos del invasor no tardaron en llegar, y procedieron a la anexión de estos reinos y la creación de lo que se conoce como Danelaw. Básicamente los vikingos decidieron asentarse en la zona, creando reinos títeres o suyos propios, donde estos nuevos reyes escandinavos ejercían su dominio. Fue una ocupación rápida y muy poco pudieron hacer los otros reinos para impedirlo, pero pese a ello, estos reinos tenían un problema, y es la dificultad de gobernar a un pueblo con costumbres totalmente contrarias, y que el juego refleja.
Por tanto, nos encontramos en un momento donde Britania está dividida en reinos vikingos y reinos ingleses, quienes están intentando resistir el avance nórdico. Si bien es cierto, el juego en cuestión da inició en el año 878 d.C., donde la presencia de este pueblo norteño se estaba debilitando por la presión de un reino inglés del sur, conocido como Wessex, el cual estaba liderado por el rey Alfredo el Grande.
Sin duda la elección de este contexto no es casualidad, y nos permite vivir uno de los momentos más importantes en la historia de Inglaterra, como es la creación del propio reino de Inglaterra. Alfredo el Grande fue el primer líder que logro frenar de forma definitiva el avance de los vikingos, siendo quien junto a sus generales y consejeros dio inicio a la anexión de las tierras perdidas. Aunque no logro su sueño de unificar todo el territorio, si fue coronado en vida como Alfredo el Grande, rey de Inglaterra, una declaración de intenciones, que él no pudo lograr, pero sus sucesores sí.
Como vemos, la selección de este periodo histórico es muy interesantes y da pie a una serie de propuestas jugables que pueden ser vistas durante las partidas que se vayan realizando, al mismo tiempo que fomenta un mayor interés en el público por la historia.
Mecánicas y jugabilidad
Sin lugar a dudas es en este aspecto donde los Total War más destacan, y como no podía ser de otra forma, este no es distinto. En gran medida lo que nos vamos a encontrar es la introducción de nuevas mecánicas como el mantenimiento de otras, lo que hace que la propuesta jugable sea muy continuista. Esto no quiere decir que sea malo, sino que la formula funciona y con pequeños retoques el sistema se va refinando hasta dar con una versión mejorada, si bien es cierto que el reciclaje en las animaciones está muy presente.
Empezando por el principio, Thrones of Britannia, desde su menú principal, nos deja claro que modos de juegos podemos disfrutar desde el primer minuto. Por un lado, tenemos el modo campaña, que normalmente es donde pasaremos más horas en un principio; el modo multijugador, con la posibilidad de enfrentarnos a otros jugadores o disfrutar de la campaña de forma cooperativa con otras personas; y por último las batallas personalizadas, que como su nombre indica se nos permite simular batallas con las diferentes facciones del juego, y así pulir nuestra técnica.
La mayor parte de las novedades como del continuismo lo encontramos en el modo campaña, el cual ha sido revisado para esta edición con una serie de nuevas opciones de campaña que afecta a los reinos jugables y las posibilidades de esto.
[miptheme_quote author=»» style=»pull-left»]Las habilidades pasivas supone un aliciente y un cambio interesante[/miptheme_quote]Como ya es habitual en la saga, desde el primer momento contaremos con una serie de facciones con la que poder iniciar nuestra aventura. En este caso se cuenta con la presencia de 5 facciones, que son: Reinos Ingleses, Reinos Galeses, Reinos Gaélicos, Gran Ejército Vikingo y Reyes del Mar. Cada una de estas facciones cuenta con dos reinos propios, que presentan como rasgo común una cultura similar, si bien es cierto en el caso de los vikingos nos damos cuenta que son los que más facciones tienen, ya que puedes elegir entre 4, aunque cada uno tendrá sus propias pasivas. Hablando de esto último, es sin duda la introducción de estas habilidades o elementos pasivos de las diferentes facciones lo que supone un aliciente y un cambio interesante. Esto ya lo pudimos ver en Rome 2 Total War, y como se ha ido manteniendo en el tiempo. Con ello, se busca una mayor profundidad a la hora de desarrollar la campaña, y muestra por parte del estudio un interés por no quedarse atrás frente a la competencia, que apuesta más por la gestión y la administración que por la guerra. Es por ello, que se ven mucho las influencias de títulos como Civilization o Europa Universalis. Pese a ello, muchas no llegan a ser tan profundas como podría gustar a quienes más disfrutan de este tipo de cosas, pero en general cumplen y ofrecen algunas cosas, que pueden resultar muy interesantes.
Lo importante, en el tema de las habilidades pasivas, cada una de las 5 facciones cuentan con pasivas propias a la cultura a la que representan, es por ello que los ingleses tendrán unas y los galeses otra. Básicamente, los dos reinos por facciones tienen unas pasivas comunes, pero lo importante viene cuando accedemos a la información individual, pues por el contexto político, social y económico en que nos emplaza el título, las pasivas que han diseñado se adaptan a esta situación.
Por poner un ejemplo de los dos tipos de pasivas, si vamos a los reinos vikingos asentados (Northumbria y Anglia Oriental), estos presentan una serie de pasivas donde la figura del monarca esta siempre en cuestión, y dependiendo de sus acciones, tus generales o tu familia actuara de una u otra forma. En este caso, al ser una fuerza extranjera que ha ocupado un vasto territorio, se ven con la tesitura de tener que contentar a los vasallos de origen inglés, pero también a los que son de origen nórdico, lo cual crea una situación de lo más interesante. Vemos como en la interfaz, a partir de estas pasivas, tu como gobernante debes decidir si apoyar a los súbditos ingleses, a los vikingos o intentar un equilibrio. Para ello se establecen una serie de variables, que dependen de tus acciones, como puede ser la decisión de si fomentar la creación de libros o la creación de menires con runas, pensando que es mejor para la cultura de tu pueblo. La guerra puede ayudar a fomentar la simpatía con tus compatriotas nórdicos, pero puede enfadar a los ingleses, ya que una de las pasivas de estos reinos del Danelaw (nombre que se da a todos los territorios con un monarca nórdico o que esté controlado por ellos), es que se si se ataca a reinos de cultura anglosajona se pierde confianza. Esto, además, y perdón por el alargamiento, a una pasiva del reino de Northumbria, el cual se titula “Herencia de Ragnar”, y que establece que como este fue sentenciado por los anglos, estos deben pagar, creando una contradicción muy curiosa.
Por destacar otras pasivas, tenemos el caso de los Reinos Gaélicos, donde el reino de Circinn tiene una titulada como “Legitimidad”. Esta lo que nos dice es que, si se desea alcanzar el título de Rey de Escocia y lograr la unificación del territorio escocés se deben de realizar una serie de requisitos, los cuales pasan conquistar terrenos, llevar una política cultural, buenas relaciones con reinos afines, etc. El objetivo es lograr alcanzar una suma de números a través de estas acciones, siendo el límite 100 puntos. La inclusión y la mejora de estas opciones permite la posibilidad de un mayor roleo a la hora de seleccionar una facción.
Antes de empezar a jugar, desde el menú de inicio de campaña, se nos permite ver las opciones que tenemos antes de iniciar nuestra odisea, ya sea la dificultad que tendremos, como la duración de las batallas y otras cuestiones. Como ya viene siendo común, para ganar en Total War se deben de cumplir una serie de requisitos. Tradicionalmente solía ser por conquista de territorios, pero desde Rome 2 en adelante se introdujeron nuevas formas de victoria, como podía ser la cultural o la económica, a parte de la clásica. En este caso el juego propone 7 formas de victoria, desde la más simple que es la toma de un número de territorios y provincias hasta una victoria por fama, que sustituye a la cultural.
[miptheme_quote author=»» style=»pull-right»]Contaremos con 7 formas de victoria, incluyendo una victoria por fama, que sustituye a la cultural[/miptheme_quote]Entrando ya más en materia jugable, como es costumbre a la hora de jugar tenemos dos modos muy bien diferenciados tras elegir a nuestro reino. Por un lado, tenemos las batallas en tiempo real y por otro el mapa mundi.
En lo que se refiere a la primera opción, los cambios no han sido nada del otro mundo, más bien pequeños retoques y mantenimiento de las mismas mecánicas que hemos estado viendo en las últimas entregas. Una opción muy interesante es la posibilidad de reducir el número de soldados por unidad desde el menú de opciones gráficas, lo que permite un mayor realismo a la hora de los combates, y que permite una reducción de la carga gráfica. También, se ha añadido que, durante las peleas, si pinchamos o pasamos el cursor por encima de alguna de nuestras unidades, arriba a la izquierda de la pantalla sale un marco con las estadísticas de esa unidad. Lo cierto es que es de gran ayuda, ya que permite una visión más grande este tipo de datos, aunque su tamaño hace que pueda molestar de forma parcial tu visión de juego.
En el otro modo de juego, vemos como este está más centrado en el aspecto administrativo y gestión del territorio como de las unidades. Siguiendo la línea de los últimos años, vemos una interfaz que presenta diferentes opciones, con una serie de recursos que usaremos a nuestro favor, para lograr así la victoria. Por un lado, tenemos la pestaña de diplomacia, desde donde se nos permite contactar con otros reinos e intentar llegar a uno o varios acuerdos. En lo referente a las opciones diplomáticas, estas son las típicas y salvo alguna que ha sido adaptada al contexto no hay nada reseñable.
En otra pestaña tendremos el árbol familiar, que vuelve a cobrar importancia a la hora de gestionar los asuntos familiares, pues dependiendo de lo que hagas puedes causar que incluso tus hijos se rebelen contra ti. Desde el árbol podremos consultar información clave como las estadísticas de tus herederos y podrás hacer uso de ellos para alcanzar alianzas y acuerdos matrimoniales que mejoren tus relaciones.
También contamos con pestañas relacionadas con la tasa de impuestos y la felicidad de población, los ejércitos de los que contamos, los avisos al paso de turnos, etc. En resumidas cuentas, es a lo que se está acostumbrado en esta saga de videojuegos.
[miptheme_quote author=»» style=»pull-right»]Las investigaciones tecnológicas tanto civiles como militares le aporta un pequeño plus al juego, pero puede no gustar a todos[/miptheme_quote]Para ir concluyendo con este apartado, me gustaría destacar dos elementos que me llamaron la atención. Por un lado, las investigaciones tecnológicas, que pueden ser tanto civiles como militares, y es que estas se desbloquean tras el cumplimiento de una serie de condiciones, como puede ser atacar a un enemigo tantas veces o construir un número de edificios. En este caso me sorprende tras venir de árboles de investigación más simples, en cierto modo le aporta un pequeño plus al juego, pero que puede no gustar a todos. En el momento que desbloqueas el primer nivel de alguna de las investigaciones el resto de niveles se va abriendo a poco que vayas investigando. Por otro lado, hablar de la importancia del alimento, el cual es fundamental para el reclutamiento, mantenimiento y felicidad de los asentamientos. Digo esto por el hecho de que al reclutar una unidad esta no solo cuesta un dinero por mantener, sino que también comida. En dificultades elevadas y con algunos reinos supone un reto interesante.
Interfaz
La interfaz de este videojuego se presenta muy similar a la de anteriores lanzamientos (siento repetir tanto esto, pero es importante), sobre todo en relación a la última expansión que recibió el Attila Total War, titulada como Carlomagno. Las semejanzas son claras, pero aun así nos encontramos una serie de diferencias.
Lo que tenemos que tener claro es que estamos ante una interfaz limpia y clara, y que en ningún momento molesta a el usuario a la hora de jugar. Los accesos a las diferentes pestañas están bien marcados, por el que el acceso es sencillo. Al mismo tiempo esa simpleza se ha traducido en un cambio importante, ya que, a diferencia de los títulos anteriores, en este la pantalla no se carga tanto con estadísticas de edificios, habilidades, etc. Se acaba fomentando que si tienes interés abras la pestaña de enciclopedia del propio juego para consultar la ventajas y desventajas de las unidades, edificios y tecnologías del juego. Es por ello, que esta simplificación puede no agradar a los veteranos, pero sí permite que sea más accesible para los nuevos usuarios.
Pese a ello, vemos como dependiendo de cómo vaya la situación de tu reino, se te va a bombardear de menor o mayor forma con todo tipo de información. En el caso de los más versados en el tema, estos silencian la mayoría de consejos, pues no distan mucho de este y otro juego de la franquicia. En el caso de los más novatos es muy recomendable, hasta cierto, no vas a querer estar escuchando al consejero cada dos por tres.
Si debo destacar algo, pero que también va incluido en parte en el apartado visual, es el uso de miniaturas muy parecidas a la que vimos en la expansión de Carlomagno, como si de un retablo o una vidriera se tratara. Vemos como las unidades, edificios, tecnologías, etc, están representadas como trabajos artísticos de la época, lo cual queda muy vistoso y te permite una mejor inmersión.
A grandes rasgos, en este aspecto, como en casi todos, vemos una continuidad entre los últimos juegos de Total War.
Apartado visual
Thrones of Britannia, al igual que el resto de entregas, sigue luciendo de forma espectacular. Poder disfrutar de este videojuego con las especificaciones al máximo, es sin duda una gran delicia. Si bien es cierto, que es también muy bonito de ver con opciones gráficas menores, pero si tienes la oportunidad de probarlo en su máximo nivel, hazlo.
Pese a que gráficamente el juego luce muy bien, no tiene grandes cambios o innovaciones, pues es el mismo motor con el que se estrenó Rome 2 Total War. Es por ello, que vamos a notar la repetición y el reciclaje de numerosas animaciones, no habiendo incluido nada destacable en este aspecto.
No hay mucho más que decir al respecto. El juego luce espectacular, y en opciones altas es donde más se va a disfrutar, pero no estaría de más que llevarán a cabo una renovación del motor gráfico, con el fin de ofrecer un apartado visual todavía más imponente y que le sentaría de lujo.
Apartado sonoro
En este sentido, el título no falla al presentarnos en un buen número de temas, alguno de ellos muy épicos y otros más tranquilos y suaves. Saben escoger el momento muy bien para sacar a relucir este gran aliciente sonoro. Sin lugar a dudas los temas propios de la cultura nórdica y gaélica (que nos recuerda a los celtas), son de lo mejor del título.
Por otro lado, tenemos la localización del juego al castellano. Como ya viene siendo común, en este aspecto la compañía no falla y trae su juego perfectamente traducido a nuestro idioma, pero en el doblaje es donde falla, ya que solo viene de forma parcial. Como ya ocurrió con Rome 2 Total War, el doblaje se reducía a los consejeros y al narrador de nuestra aventura, quien hacía acto de presencia durante las cinemáticas de presentación de cada facción. En el caso de Throne of Britannia, es muy similar, y solo podremos escuchar voces en castellano durante las cinemáticas y los consejos. En parte puedo entender que no lo hagan, pues la propuesta nos ubica en ella Britania de finales del siglo IX d.C., y el inglés (sería un inglés más arcaico), es la lengua vehicular en gran parte del territorio. Aun así, me hubiera gustado ver un doblaje total.
Conclusiones
Para ir ya terminando con este análisis, que casi parece el Nuevo Testamento, he de decir que me he divertido mucho con A Total War Saga: Thrones of Britannia. Si bien es cierto que no traer consigo un gran número de novedades, si aporta una nueva forma de afrontar las campañas, con algunas habilidades pasivas que nos pueden dar un buen puñado de horas.
Sin duda y pese a ser un juego de notable alto, por un lado veo como si la compañía se hubiera estancado en algunas fórmulas, no digo que estas estén mal, y como podemos ver siguen funcionando y hacen de sus juegos una experiencias muy agradable, pero me gustaría que en siguientes entregas podamos ver cosas nuevas e interesantes.
En definitiva y para no alargarme más, es un título que recomiendo tanto a veteranos como a gente que desee entrar de lleno en los títulos de Total War.